viernes, 28 de marzo de 2008

Crónica de una boda maravillosa

Sevilla, 12 de Mayo de 2007

Antes de que empiecen a fallarme las neuronas, quiero dejar por escrito todo lo que aconteció alrededor de mi boda con Lidia. Porque me pareció tan maravilloso y salió todo tan bien, que quiero refrescarlo de nuevo.
Me gustaría que al leer esto alguien se animara a repetirlo.
La decisión
Decidimos casarnos porque queríamos celebrar lo felices que estamos juntos. Y queríamos que nuestra familia y nuestros amigos lo celebraran con nosotros. Esto era lo más importante. Los papeles también importaban, pero menos.
El papeleo
La decisión de una boda civil estaba clara. Y la de hacerlo en el ayuntamiento de Sevilla, también (por cierto que casarse en el ayuntamiento es gratuito). Sería por junio cuando iniciamos los trámites. No son complicados pero requiere personarse en los juzgados en varias ocasiones. Finalmente tuvimos la cita ante el juez donde llevamos como testigo a Alicia, hermana de Lidia. Ella fue la primera en conocer la noticia. Tiempo después nos citaron en el ayuntamiento para fijar la fecha de la boda. La normativa dice que tienes de plazo hasta un año después de iniciar los trámites, de modo que teníamos hasta junio. Vimos las fechas disponibles (no eran pocas) y el 12 de mayo a las 13:00 brillaba con luz propia. Ya estaba fijada.
La noticia.
Como soy muy vergonzoso, decírselo a nuestros respectivos padres me costó un montón. La reacción fue un tanto fría, pero es que yo creo que no se lo esperaban para nada. Más tarde, cuando ya lo asumieron, se mostraron más efusivos. Poco después, y ya nos ponemos en noviembre-diciembre, tocaba ir comunicándoselo a los amigos. Todos se alegraron mucho. Lo sabemos.
Los preparativos (I): el almuerzo.
La primera opción para los dos era el restaurante Villa Luisa. Lo conocíamos ya y a los dos nos gustaba, pero era imposible para esa fecha. Después llamamos a otros sitios y concertamos citas para tener más detalles. Uno de ellos fue el hotel Al-Andalus pero nos tomaron el pelo y me fui de allí bastante molesto. Después vimos el hotel NH Central Convenciones. Tenía buena pinta pero no nos garantizaban la disponibilidad debido a que en esas fechas estaba pre-reservado el salón para un congreso o algo así. Nos daban una semana para confirmárnoslo. Por último estuvimos en La Raza, junto al parque de María Luisa, y nos pareció perfecto. Tenían disponibilidad para esa fecha pero nos advirtieron que nos decidiéramos pronto pues estaban a punto de convocarse las comuniones…”y competíamos con ellas”. Nos decidimos pronto y cerramos el trato.
Respecto al presupuesto, todos los que consultamos eran similares, es decir, caros. Pero teníamos muy claro que no queríamos irnos a comer a un mesón perdido de un pueblo. Además no podía estar más cerca del ayuntamiento y el entorno era perfecto, sobre todo en un buen día de primavera. Cuando finalmente probamos el menú, estuvo claro que habíamos acertado en la elección.
Los preparativos (II): la fiesta.
Otra cosa que teníamos muy claro es que no queríamos un chimpún borregero. Nada de Paquito Chocolatero, foloudelider y cosas por el estilo. Es lo que te ofrecen en los salones de celebraciones y además las condiciones para las copas son un abuso. Nos apetecía algo más personal, un sitio agradable donde estuviéramos los amigos disfrutando de buena música y con buen servicio de bebidas. Donde pudiéramos hacer lo que nos apeteciera, sin limitaciones de horario, bebidas, etc. La verdad es que era mucho pedir, pero confiaba en que lo encontraríamos. Y ahí salto Santi con la solución perfecta.
El local lo conocía bien, al dueño no me unía una amistad pero para eso estaba Santi. Me puso en contacto con él y Chico me dio todas las facilidades del mundo. Todos estábamos satisfechos. Gracias Santi y Chico.
Los preparativos (III): los trajes.
Elegir un traje de novia debía ser de las cosas más complicadas (y caras), pero Lidia lo tuvo claro cuando, bicheando en internet, encontró el que le gustaba. Se organizó para ir a verlo a la tienda y empezaron a arreglárselo. Además no era caro para lo que se despacha en estos temas. Por cierto que yo había visto ya el traje en fotos. Me traen al fresco esas tradiciones.
Yo lo tenía más fácil. Como al final Lidia tendría que darle el visto bueno, fui a buscarlo con ella. Finalmente encontramos uno que nos gustaba a los dos. Nada clásico pero tampoco atrevido. Me lo probé y me quedaba impecable. Curiosamente, Rafa que se casaba un mes antes, se compró exactamente el mismo traje y en el mismo sitio. Ya hemos quedado que ambos nos lo pondremos de nuevo en la boda del Chikitín.
Los preparativos (IV): los complementos, las invitaciones, los regalitos.
No hay novia sin ramo de novia, y teniendo una amiga floristera, estaba claro quién lo prepararía. Con el asesoramiento de Lidia, le hicieron el ramo que quería. Gracias Maribel y gracias Marco.
Lo de los pendientes es una historia increíble. Lidia sabía bien lo que buscaba pero no lo encontrábamos. Y si veíamos algo que se le acercara, salía por un pico. No sé cómo, mi madre, a partir de una breve y despreocupada descripción, fue capaz por su cuenta y riesgo de encontrar y comprar exactamente lo que queríamos. Gracias mamá.
Las invitaciones nos las curramos nosotros. Simplemente las adornamos un poco con un papel y un sobre colorido. Tuvo su trabajo (diseñar, cortar, ensobrar) pero valió la pena. Gracias Dani por la impresión. El tema de los regalitos era algo de lo que me hubiera gustado prescindir, pero al final reconozco que era necesario. Me resulta lamentable en las bodas intercambiar regalito por sobretazo. Quisimos evitarlo proporcionando un número de cuenta, pero entiendo que hay gente que lo prefiere al modo tradicional. Como pasábamos de los puros, buscamos algo más original e interesante, pero resultó más complicado de lo que esperábamos y finalmente nos decidimos por el socorrido abanico y unos bonitos marca-páginas. Estuve a punto de pedir a Discoplay varias colecciones de libros en miniatura para usarlos como regalo, pero no pudo ser.
Los preparativos (V): el buga.
Claro que alguien tendría que trasladarnos en coche. No queríamos nada espectacular, con que estuviera limpio y sin bollos nos bastaba. Lo que sí tenía claro es que quería que fueran Santi y Vicky quienes lo hicieran. Amablemente aceptaron y se lo curraron tela, alquilando un descapotable para la ocasión. Es algo que salió de ellos y que se lo agradeceremos eternamente porque fue todo un detalle y era realmente bonito. Gracias Santi y Vicky.
Los preparativos (VI): el fotógrafo.
Sabíamos que en la era digital, acumularíamos miles de fotos de los amigos, pero queríamos también un trabajo profesional. De video pasamos totalmente. Fuimos a hablar con un conocido que se dedica a esto pero no podía en esa fecha y nos recomendó a otro. Hablamos con él, vimos su trabajo, y nos convenció de inmediato. El tío nos dió todas las facilidades y cumplió perfectamente. Recientemente nos ha entregado el álbum y ha quedado fantástico. Ha merecido la pena, a pesar de la pasta que vale. Gracias Rafa por la recomendación.
Los preparativos (y VII): la lista de invitados.
Éste era quizás el tema más delicado de todos, y eso que Lidia y yo lo teníamos bastante claro. En nuestra boda estarían sólo quienes nosotros quisiéramos que estuvieran. No sobraría nadie y con toda seguridad alguien faltaría. Hacérselo entender a nuestros padres fue relativamente sencillo y no hubo ningún problema. Respecto a los amigos, lo que más nos preocupaba era poner a alguien en un compromiso, pero corríamos el riesgo de dejar fuera de la invitación a alguien que deseara venir. El 99% era evidente que queríamos que estuvieran y querían venir, pero a mi particularmente me queda la duda de si me equivoqué dejando fuera a alguien.
Hubo quien no pudo venir y así nos lo dijo. Se lo agradecemos. Hubo quien no quería venir y así nos lo dijo. Se lo agradecemos doblemente. Y hubo quien realmente no quería venir y no nos dijo que no vendría. No se nos olvidará. Lo que sinceramente creo es que no vino nadie que no deseara venir. Bueno, salvo estos detallitos, fue más fácil de lo que pensábamos.
El Día D-1.
Pues cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos en vísperas del gran día. El programa del día incluía (además de ir al curro), llevar a Lidia a que el peluquero le arreglara el pelo, recoger empanadas y chuches para la fiesta, ayudar a Santi en el montaje del equipo de música en el bar, preparar las fotos para la proyección, y no recuerdo cuántas cosas más. Además tenía incluso la intención de cenar con la conexión cordobesa, que ya estaban aquí. Bueno pues la cosa fue horrible. Se me estropeó el móvil, eran las tantas y estaba aún en el local, Lidia esperándome en Bellavista para que la recogiera, y aún al llegar a casa teníamos que volver a seleccionar y grabar las fotos. Acabamos acostándonos muy tarde y tremendamente cansados. Fue el peor momento de todos.
12 de mayo, el Día D.
08:00 h
A pesar del mal día de ayer y de los comprensibles nervios, dormimos estupendamente. El madrugón se debe a que Lidia tiene que estar temprano en el peluquero en Bellavista. Por comodidad, decidimos que nos iríamos juntos a casa de sus padres, allí nos vestiríamos ambos, y allí nos recogerían Santi y Vicky para llevarnos juntos al ayuntamiento (otra tradición que nos trae al fresco). Total que Lidia estaría ocupada toda la mañana, pero yo en realidad no tendría nada que hacer.
11:00 h
Ya está Lidia vistiéndose, con toda la parafernalia. El peluquero con los retoques. El fotógrafo, que insistió en inmortalizar el momento, disparando con su cámara. Y yo con mi suegro observando la escena. Ya va siendo hora de vestirme yo también, así que en un pis-pás ya estamos los dos para foto oficial. Muy bonito todo el momento.
12:00 h
Estamos preparados y esperando el vehículo oficial. Llegan a la hora acordada y ya estamos en camino. Para nosotros, que somos escrupulosamente puntuales, llegar a tiempo era muy importante, sobre todo en una ocasión como esta. Así que fuimos moderando la velocidad para llegar justo a tiempo. Las instrucciones eran aparcar en la puerta del Hotel Inglaterra, pero nos metimos hasta la cocina. Un policía local nos miró con desaprobación, pero fue condescendiente. Allí nos encontramos ya con toda la familia y amigos y llegaron los primeros momentos de emoción.
13:00 h
Con algún retraso en el protocolo, nos indican que es hora de comenzar el acto, así que todos subimos al salón. Nos retienen en una antesala para leer el acta mientras los invitados se acomodan. A la hora de entrar en el salón, Lidia ¿improvisa? con que quiere que entremos juntos de la mano, así que mi madre se agarra de su padre y entran ellos dos y nosotros detrás. Con la música ambiental, todo me parece muy solemne pero a la vez muy natural y cercano. Tomamos asiento y comienza la lectura protocolaria. El concejal de turno no era precisamente la alegría de la huerta, pero se esforzaba en ser agradable. Tras cumplir con su misión, y tras el opcional pero solicitado intercambio de anillos, rubricamos en papel nuestra unión. Ya estamos casados.


Ahora una serie de fotos con la familia y venga pa fuera. La gente se veía feliz pero muy serios todos, así que tuve que ser yo quien pidiera unas palmitas que rompiera un poco la solemnidad. Una música preciosa sonaba mientras salíamos, nos hicimos unas fotos más mientras bajábamos y ya estaban todos preparados para el bombardeo de arroz (otra prohibición que nos saltamos a la torera).
14:00 h
Mientras todos van camino del restaurante, nosotros nos dirigimos al parque a sacar unas de esas fotos que piden marco a gritos. El fotógrafo te hace posar pero todo muy natural, sin posturitas ridículas. La sesión es breve; no queremos hacer esperar a los invitados. A la vista del resultado cuando recibimos el álbum, el trabajo ha sido excelente.
Tras la sesión, hacemos la entrada triunfal en el restaurante. Allí están todos ya con la cervecita en la mano y tomando canapieses. Otra de las ideas que teníamos era hacernos fotos con cada grupo de gente, de modo que prácticamente nos dedicamos exclusivamente a ello, no teniendo mucho tiempo para alternar con los amigos y de tomar algo. Acabadas las sesiones, entramos ya en el salón para almorzar.
15:00 h
Tras unas oportunas fotos en la mesa con la familia, despedimos a Javier, el fotógrafo, pues ya no era necesario que sacara más fotos. Y empezaron a servirnos el almuerzo. De primero “Ensalada de Bacalao Confitado sobre Fondo de Salmorejo” y de segundo “Solomillo de Ternera con Foie de Pato en Milhojas”, más “Migas de Chocolate y Nueces con Helado de Vainilla” de postre. Todo delicioso, y el servicio muy correcto. Fue entonces cuando empezaron a hacernos entrega de ciertos regalos. En primer lugar un tarro repleto de estas monedas de curso legal de cobre que se te caen al suelo y ni siquiera te molestas en agacharte. En total ascendía a unos 45 €, y todavía hoy me dedico a colocarlas discretamente en el desayuno. Al poco tiempo vimos aparecer a Paco Espejo que nos hizo entrega de un paquete más grande que él mismo. Se creó bastante expectación a nuestro alrededor y llovían los flashes mientras Lidia y yo desempaquetábamos a un simpático Teddy Bear de metro y medio de alto por metro de ancho. Nuestro primer hijo, que lamentablemente tuvimos que darlo en adopción a otra madre con una casa más grande y que pudiera cuidarlo como se merece. En tercer lugar cayó un disquito de mi admirado Neil Young, detalle de Paco y Yolanda y por último unas ajustadísimas camisetas de conmemoración del evento. Gracias a todos por estos detalles. Y así llegamos al postre donde repartimos los detallitos y muchos nos hicieron entrega de los sobretazos. Saludamos de nuevo a todo el mundo, algunos se despidieron y la mayoría ya empezó a enfilar el camino hacia el bar de copas. Por mi parte llegó la hora de pagar la multa.
18:00 h
Llegamos al bar y ya estaba allí más de uno dando buena cuenta de algún vaso negro. La gente tenía ganas de juerga, y la música ya sonaba sin parar bajo la dirección de DJ-Santiago. En cuanto hubo llegado todo el mundo proyectamos las fotos que teníamos preparadas de sorpresa. Creo que todos los asistentes estaban en una foto u otra y no tardaron muchos en empezar a lagrimear cuando se vieron en ellas. La verdad es que había fotos antológicas y todas fueron seleccionadas con mucho cariño. Es una pena que no tuviera demasiado material de alguno de los asistentes, y espero que nos lo perdonen. Tras las emociones desatadas, llegó un momento que no me lo esperaba, cuando nuestra querida Vicky nos dedicó un “More than words” con su preciosa voz. No me dio ninguna vergüenza pegarme el “baile nupcial” con mi Lidia.
¡Qué exitazo lo del micrófono!. También fue una sorpresa para mi. Y como el repertorio era sobradamente conocido por todos, y por supuesto de calidad, no me resistí mucho para pillarlo y cantar un montón de temas que iban sonando. Recuerdo especialmente un épico “Bohemian Rhapsody”, la imprescindible “La Bamba” y el gran “Me and the farmer” con su pegadizo brodeletyu (ese Juani!). Creo que todo el mundo pasó por el escenario. A destacar también el Pili’s Rap y el impagable Parpu-Rein de Rafa. Y en esto que transcurrieron horas y horas entre música, cante, baile, drinking, empanadas, esponjitas, mucha charla, muchos besos y muchas, muchas fotos. Pero todo se acaba, y poco a poco algunos fueron abandonando la fiesta espero que habiendo pasado un buen rato. Creo que dimos por finalizada la fiesta alrededor de las 11 de la noche. Nos despedimos de los últimos invitados y, una vez más Santi y Vicky nos llevaron a casa. Gracias a todos por estar allí con nosotros.
Epílogo
Gracias chata por hacerme la vida tan fácil y por hacerme tan feliz. Te quiero.

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