sábado, 7 de junio de 2008

Concierto de los Mil Años de Pop Internacional


8, 9 y 10 de Julio de 1993, Estadio Riazor, A Coruña
Es increíble la cantidad de festivales que se programan este año en España. Está claro que existe una guerra abierta y que se pisotean unos a otros compitiendo por el mejor cartel y la mejor fecha. Festivales históricos como el FIB y el Festimad se están resintiendo y a duras penas sobreviven en un mercado que está a punto de colapsarse. Ya veremos quién queda.
Pero hubo un tiempo en que un festival era algo excepcional. Salvo los fijos de toda la vida, como los mencionados y el extinto Espárrago, sólo tenían lugar como parte del programa de algún evento importante. Tal fue el caso del Xacobeo 93, donde se celebró en A Coruña un festival de tres días con un cartel, en mi modesta opinión, no superado hasta ahora.
Hoy día con internet es una gozada buscar información y comprar una entrada, pero hace 15 años, de estas cosas te enterabas de casualidad. Recuerdo que un buen día nos encontramos unos carteles, en blanco y negro, fotocopiados, escritos a mano, donde se anunciaba la organización de un viaje a La Coruña (entonces no era A Coruña) para unos conciertos en julio. El precio eran 15.000 ptas e incluía la entrada para los tres días de conciertos, autobús ida y vuelta a La Coruña y estancia de tres días en un camping. El cartel incluía a Eric Clapton, Neil Young, The Kinks, Sting, Gary Moore, James Brown, John Mayall, Chuck Berry y muchos más. Cito a estos porque eran entonces, para mí y mis colegas, el gancho para arrancarnos. El viaje lo organizaba un tipo que trabajaba en los Estudios Centrales de grabación en Sevilla. “Plazas limitadas”, advertía el cartel.
Nos pusimos a reunir las pelas. A mi personalmente me supuso unas 15 horas de clases particulares para financiarme el evento. Éramos cinco: Juanjo “Precario”, “Bluesman” Joaquinito (ahora jazzman), Marcos “Forever Carrión”, el gran artista Melo Bakale y un servidor. Con la pelas reunidas fuimos al estudio y abonamos. Nos dieron un sospechoso recibo y quedamos emplazados para el día de la salida: 8 de julio a las 01:00h.
La ida.
Puntuales nos presentamos en el punto de partida en la Alameda de Hércules. Nos hicieron entrega de las entradas (en el ticket ponía “Concierto de los mil años de pop internacional”), y con más de una hora de retraso emprendimos el viaje infernal hasta A Coruña. Infernal porque son más de 1.000 km. Infernal porque no hay forma de dormir en un autobús lleno de fumetas con la música sonando a todo volumen. Infernal porque todo el trayecto el autobús estuvo haciendo ruidos raros, hasta que reventó en Salamanca y tuvimos que esperar en una gasolinera hasta que trajeran otro para continuar el viaje. E infernal porque estaba claro que llegaríamos tarde para el primer concierto.

Primera Jornada.
Finalmente llegamos a nuestro destino y tras dedicar tiempo a plantar la tienda en el camping, por fin llegamos al estadio Riazor donde un cartel anunciaba que Gary Moore y James Brown se habían caído del cartel. En su lugar actuarían Wilson Pickett y Bo Diddley. Lo de Eric Clapton fue un invento de alguien. Creo que nunca se confirmó su actuación. Con cierto malestar por los cambios, entramos en el estadio donde ya había comenzado el concierto de George Benson. Previamente había actuado Chris Isaak pero nos lo perdimos entero, aunque no lo lamentamos mucho.
George Benson.- Como ya dije, lo pillamos comenzado. Este hombre sólo lo conocía de haberlo visto en una de las sesiones del festival Leyendas de la Guitarra en el 91. Es un gran guitarrista a pesar del corte comercial de muchos de sus temas. Solíamos bromear diciendo que su música sonaba a banda sonora de peli porno. Con algún éxito que reconocimos pasamos un rato agradable.
Neil Young con Booker T. & The MG’s.- Por mi parte, una oportunidad única y desaprovechada. Me gustaba mucho Neil Young, aunque sólo conocía tres discos como Harvest, Old Ways y Freedom. Cuando salió al escenario con la banda sólo pude reconocer a Steve Cropper (también por el festival Leyendas de la Guitarra). Mi inmadurez musical hizo que pasara desapercibido la presencia en el escenario de gente como Booker T. Jones, Donald “Duck” Dunn y Jim Keltner. Con el repertorio pasó lo mismo. No pude saborear lo que me estaban ofreciendo pues no conocía muchas de las canciones. Sólo los temas de Harvest y Freedom me resultaron familiares, y por supuesto la versión de “All Along the Watchtower”. Si ese concierto lo pillara ahora…¡como cambiaría todo!. Se puede encontrar en la red una grabación en video de un concierto en Torhout (Bélgica) de la misma gira. Me sirve al menos para revivirlo.
Sting.- Con Sting fue distinto. Era fan de The Police y también conocía sus discos en solitario. Presentaba entonces su último disco “Ten Summoner's Tales” y conocía a la banda y más o menos el repertorio de un concierto en Barcelona que emitieron por TVE. En la batería estaba Vinnie Colaiuta, que mucho después conocí por los discos de Zappa, y un tal David Sancious en los teclados (que además tocaba la guitarra igual de bien). La voz de Sting deja mucho que desear pero el concierto me resultó muy satisfactorio. A destacar una versión buenísima de “A Day in the Life”.


Segunda Jornada.
Nos levantamos y al acudir a los baños del camping descubrimos que son una auténtica pocilga. Después bajamos un rato a la playa e hicimos tiempo hasta la hora de los conciertos.
The Kinks.- Joder…otra oportunidad perdida. Estaba viendo nada menos que a los hermanos Davis y yo estaba más pendiente de mezclar bien el whisky con la coca cola (¿debería decir cherry cola?). De todas formas conocía más canciones de los Kinks que lo que yo pensaba (estoy harto de buscar el setlist en Internet pero no hay forma). El concierto era a plena luz del día y aún cuando no sabía muy bien si estaban en un buen momento de su carrera, a mi me parecieron que estaban en plena forma. Me gustaron mucho.
Bob Dylan.- Con mucha expectación esperaba el concierto de Dylan. Más que nada por el halo de leyenda que lleva consigo. Por supuesto que conocía mucho de su obra. Sobre todo me gustaban el “Highway 61 Revisited” y “Bringing It All Back Home”. Era la primera vez que lo veía en directo y entonces no sabía que es un maestro destrozando sus propias canciones. Da mucha rabia no reconocer una canción suya hasta bien iniciado el estribillo. Pero él así. Es Bob Dylan y lo sabe.
Eric Burdon-Brian Auger band.- Para mi era simplemente Eric Burdon. A Brian Auger ni siquiera lo conocía (¿tercera oportunidad perdida?). Sonaron varios temas de los Animals fácilmente reconocibles y también interpretó el tema “Monterey”. Por lo demás no recuerdo mucho más. Sólo una gran voz y muy enérgico en el escenario.
Robert Plant.- Sale al escenario la voz de Led Zeppelin. Todo el mundo, incluido yo, sólo esperaba escuchar temas antiguos, y afortunadamente hizo suficientes concesiones. El repertorio prácticamente era una canción suya y a continuación una de los Zeppelin, por lo que la gente disfrutó lo justo. De la banda que lo acompañaba no recuerdo nada reseñable.
John Mayall.- Y para finalizar la jornada el padre del blues británico con la enésima formación de los Bluesbreakers. Aquí empezó a llover por lo que se deslució todo bastante. Tuvimos que refugiarnos en la grada y el cansancio hizo mella en mi, de modo que incluso pegué alguna que otra cabezada (imperdonable).


Tercera Jornada.Echamos la mañana visitando la ciudad hasta la hora de inicio de los conciertos. En esta ocasión me requisaron la cámara de fotos en la entrada.
Wilson Pickett.- Un auténtico showman el hombre de la tierra de las 1000 danzas. Con un speaker que arengaba continuamente a la audiencia, se marcó un conciertazo lleno de soul y grandes canciones. Se le veía muy en forma y llevaba una gran banda. Descanse en paz.
Bo Diddley.- Ha sido precisamente la reciente noticia de su fallecimiento lo que me ha hecho rememorar el concierto que viví aquel día y lo que me ha lanzado a escribir esta pequeña crónica del evento. Bo Diddley será un clásico y es innegable su influencia en grupos imprescindibles de la historia del rock, pero en directo es un petardo. Él mismo reconoce (reconocía) que toca su guitarra rectangular como si estuviera tocando un tambor, y así sonaba. En poco más de una hora de concierto, se limita a extender hasta el infinito sus grandes éxitos como “Hey Bo Diddley” o “Who Do You Love”, intercalando artificios como juegos de piernas imposibles, lamentables punteos pseudo-flamenquitos, y el baile estelar en el escenario de una criatura de unos tres añitos (hijo de algún roadie, supongo). En fin, lo que se dice agradecer estar viendo a una leyenda pero poco más. Al menos en mi opinión.
Jerry Lee Lewis.- Un gilipollas. Su concierto duró una media hora. Se ve que le molestaba que un cámara de la organización le filmará desde el foso delante del escenario, así que no se le ocurre otra cosa que levantarse y pegarle una patada a la cámara. La gente comenzó a corearle toda clase de improperios, así que cuando se escuchaban los insultos por encima de su propia voz, se levantó del piano y se largó, dejando a su banda tocando sola y con cara de circunstancia. Los pobres terminaron la canción, se miraron unos a otros, y evidentemente se fueron, finalizando así el concierto. Quizá este tipo de acciones las haga a propósito con el único fin de que la gente siga hablando de él, ya que hace 30 años que debía haberse retirado. En fin, gran recuerdo que guardo de él.
Chuck Berry.- Es más esperado de la jornada y un poco decepcionante, la verdad. No porque no diera un buen concierto sino porque esperaba mucho más de él. La mayoría de la gente a mi alrededor no conocía más que el estribillo de “Johnny B. Goode”, y se empeñaban en cantarlo en prácticamente todas las canciones, aunque en realidad estuviera sonando “Carol”, “Little Queenie” o cualquier otra. Hacia la mitad del concierto, Chuck Berry se acercó a la primera fila de la audiencia prometiendo que interpretaría cualquier petición que le hicieran. Finalmente parece ser que alguien le pidió que tocara “Maybelline” y así lo hizo. Nunca sabremos si estaba todo preparado o realmente ocurrió así. Creo recordar que casi al final del concierto por fin tocó el “Johnny B. Goode” que todo el mundo esperaba y con algún que otro baile del pato se despidió sin ni siquiera hacer un bis. La gente pedía a gritos algún tema más pero se limito a pegarse una carrerita estúpida por el escenario para dejar a la gente con la miel en los labios.

La vuelta.Esta vez sí que pudimos dormir en el trayecto y fue todo mucho mejor. Prácticamente no me enteré.
P.D. Nunca me ha quedado claro si lo de “Concierto de los 1000 años” era por los 1000 años de historia de la ciudad o porque las edades de los intérpretes sumaban precisamente eso: 1000 años.