sábado, 31 de mayo de 2014

Festival Territorios, Sevilla 23-24/05/2014

Monasterio de la Cartuja

¡Maldita la hora en que me compré el abono pal Territorios!. Es lo que he pensado en estas dos últimas ediciones cuando voy en coche camino de la Cartuja, a las 10 de la noche, tras dejar a los niños colocados con los abuelos, con la incertidumbre del follón que encontraré para aparcar, sin saber si veré algún concierto que valga la pena, reventado de trabajar y levantado desde las 6:30, sabiendo que mañana tengo que ir temprano a recoger a los niños….¿Vale la pena?. Al final sí, y seguro que vuelvo a comprar el abono en cuanto se ponga a la venta para la edición del 2015. No te puedes resistir, por tan solo unos 15€ (qué se puede hacer por menos dinero hoy día). Y además hay que contribuir a la permanencia de este festival. O esto, o no tendremos nada. Ya sé que el cartel lleva dos años muy flojo. Que soñamos con que vuelvan a aparecer nombres como Wilco, Jayhawks, Los Enemigos, Amaral, Iggy Pop…pero hay que seguir apoyándolo aunque no cubra nuestras expectativas. Ya vendrán tiempos mejores. E insisto, ¿qué más se puede pedir por 15 pavos?.


Los cabezas de cartel este año son Loquillo y el homenaje a Triana. Porque cabezas de cartel son los nombres que van en primer lugar y a menudo con letras más grandes, ¿no?. Pero mi interés estaba en los que figuraban en segunda fila: Anna Calvi el viernes y sobretodo JSBX el sábado. Del homenaje hablaré más tarde, como está haciendo todo el mundo. Pues eso, que estaba yo en el coche camino del festival sin muchas ganas, la verdad, pero mira por dónde na más llegar aparqué el coche a apenas 200m de la puerta. Empezamos muy bien. Tras sortear las botellonas veo las primeras caras conocidas. Esa gente del ámbito laboral que no te imaginas ver por allí. Me gustan esas cosas. Y una vez dentro y anillado el primer destino es Anna Calvi. Miento, el primer destino es la taquilla donde sacar las moneditas para pedir un par de cervezas. La visión de Anna Calvi sobre el escenario con su guitarra y arrancándole esos aullidos es muy impactante. Cuanto menos es una imagen poco usual. La fragilidad de su figura y la dulzura de su voz contrasta con la garra con la que maneja su telecaster. La atmosfera es asfixiante, depresiva…eso lo consigue la banda que está detrás y la oscuridad de la noche. Incluso ese escenario, grande pero abierto por los cuatro costados. Pero sobretodo ella con su presencia, su guitarra y su voz (aunque esta última no estaba muy bien amplificada). Me gustó verla.


De aquí me acerqué a ver a Loquillo, que aún no había empezado. Con mucha pomposidad y actitud de estar de vuelta de todo empezó su concierto ante una audiencia entregada. Las primeras canciones no las reconocí pero más o menos vi por dónde iban los tiros La banda sonaba bien (con tres guitarras ya le vale) y la voz la tiene cascada, pero mantiene el tipo con dignidad y sus incondicionales son eso, incondicionales.



No obstante me fui a la media hora para ver a Shannon & The Clams. Una auténtica y agradable sorpresa. Los había escuchado poco en la web del Territorios pero en vivo y en directo entran muy bien, con esa deliciosa y potente mezcla entre música surf y doo-wop. Y para potente también la figura de Shannon, en las antípodas en lo físico de Anna Calvi.


Aún me quedé un rato más para ver la primera parte del concierto del Love of lesbian, en el escenario principal. También lo petaron para deleite de sus seguidores (y sonaba de pm).


Y ya estamos en sábado. Más descansados que el viernes pero al mismo tiempo resentidos, así que sé que tampoco voy a aguantar mucho. Lo de Triana está programado para las 2:45. No llego, seguro. Pero empezamos con tralla de la buena, con los sempiternos Reincidentes. Lo menos 20 años que no veo un concierto de ellos y ahí siguen, dando caña. Me retraí a aquellos años de excesos y pocos compromisos y obligaciones y me dio cierto gustirrinín aunque eso no significa que firme volver atrás en el tiempo.


Como decía el amigo Carrascus, nos cansamos de escuchar proclamas antisistema y hay que irse a no perderse ni un minuto del plato fuerte de la noche: la Blues Explosion de John Spencer. Sobra mucho escenario para una batería sin tarima y dos guitarras. Hay también un chisme con forma de cuña, con antenas y una luz azul. Sólo los más viejos del lugar saben lo que es. John Spencer gasta su guerreada guitarra Zimgar , pantalones de cuero, habla poco y muy rápido y continuamente hinca la rodilla en el suelo. Su lugarteniente Judah Bauer se mueve poco, se contonea en círculos y parece que no toca mucho, pero siempre están saliendo notas de su guitarra, ya sean acordes, punteos o slide. Además hace atronar su armónica a veces. Y por último Russell Simins está aporreando una batería con un solo plato, un solo tom, un solo bombo pero…cada vez que baja el brazo o aplasta el pedal te sacude el pecho. Los temas o canciones, se suceden sin interrupción, no sabes cuándo acaba una y empieza otra, o si están improvisando, o yo qué sé. Al final, sí, se acerca a hacer aullar al “chisme”. Un subidón.


Después de esto me puedo ir a casa a gusto, pero me da tiempo de ir a ver a Él mató a un policía motorizado. Un grupo de nombre extraño, ridículo, aunque no más que No me pises que llevo chanclas, pero que hace un rock contundente y algo psicodélico. Sólo vimos el final, con los últimos temas y la “actuación estelar” como invitado de Jota, el de Los Planetas.

Son más de las dos y aún queda más de una hora para que empiece lo de Triana. ¿Me quedo?, ¿no me quedo?, estoy escuchando Ska-P, ¿me quedo?, ¿no me quedo?....No me quedo. Paso. Me voy. Me dicen que hice bien. Ríos de tinta, digo, miles de tweets y comentarios de facebook están corriendo sobre el homenaje a Triana en Territorios. La mayoría despectivos hacia los indies y de mano de integristas pseudo puristas. Que si dónde van estos indies-granainos-malafollá profanando el legado de los dioses sevillanos del rock andaluz, que si las versiones no están a la altura, que si no tocan bien…Bueno, nadie se rasga las vestiduras cuando sale un disco de versiones de los Beatles en clave de jazz, y esto es un poco lo mismo. Si no te gusta te vas, pero no machaques un espectáculo que sólo por la cantidad de gente implicada seguro que ha costado mucho sacar adelante y con la única intención de hacer algo bonito, de conocer algo nuevo.

Bueno, el año que viene más. Dicen que han venido 34.000 personas.

Fotos, casi todas, de Ángla Oliva

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